Luxemburgo es un pequeño país perteneciente a la Unión Europea con una población de apenas 600.000 habitantes que, sin embargo, ocupa el primer puesto en cuanto a PIB per cápita de los países de la OCDE, según el Banco Mundial. Se trata de una economía abierta, diversificada y estable, con sólidos fundamentos macroeconómicos (Standard&Poor’s lo califica como AAA). El país posee además infraestructuras punteras y excelentes conexiones, tanto con otros mercados de la Unión Europea como con el resto del mundo. Su ubicación geográfica, en el centro el continente, hace que el 60% del mercado de la Unión Europea sea accesible en menos de un día, alrededor de una hora en avión de las principales capitales europeas. Durante 20 años ha generado importantes superávits comerciales gracias al desarrollo de su bien capitalizado sistema financiero y sus bajas tasas de desempleo e inflación.
Según el Banco Mundial, Luxemburgo tiene el tipo impositivo más competitivo de la Unión Europea, y ocupa el primer puesto en Europa atendiendo a los indicadores de carga fiscal media y al tiempo en que se tarda en presentar las declaraciones fiscales. El país cuenta con un régimen fiscal favorable para las rentas, plusvalías y patrimonio relacionado con la tenencia de participaciones accionariales sustanciales, un IVA del 17% y un régimen especial de tributación sobre la propiedad intelectual que permite una exención del 80% para rentas obtenidas por este concepto.
En este contexto geográfico y económico, no es de extrañar cómo en los últimos años el país ha centrado su actividad económica en el área financiera y fiscal, con una alta especialización. De hecho, este marco fiscal ha atraído numerosos conglomerados empresariales y fondos de inversión en busca del control de sus facturas fiscales.
Foco de atracción de los países del sur
Después de la gran recesión del año 2009 Luxemburgo va tomando protagonismo dentro de un entorno europeo generalizado de austeridad, reducción de déficit e incremento en la recaudación impositiva, sobre todo en los países del sur (Grecia, Italia, España, Portugal, Francia). Es a partir de ese momento cuando empieza a crecer el número de empresas y capitales privados que se plantean operar desde Luxemburgo gracias a su fiscalidad favorable. Coincide además con la época en la que se fragua la persecución de los paraísos fiscales, sin que ello influya en el ánimo de empresarios e inversores que ven en Luxemburgo el destino de moda donde asentar elevados patrimonios, huyendo de la presión fiscal del momento.
El grado de desarrollo del país y de su sector financiero, su localización y flexibilidad impositiva así como su estabilidad económica hacen de Luxemburgo una alternativa con peso para los patrimonios financieros elevados y sociedades matrices de conglomerados empresariales con significativa presencia internacional, cobrando sentido uno de los máximos preceptos de la Unión Europea donde se establece y se fija la libertad de capitales y de personas dentro de sus fronteras.
En resumen, en un mundo cada vez más globalizado en el que los márgenes se reducen sería recomendable optimizar la factura fiscal, de acuerdo a las normas permitidas dentro de la Unión Europea, de cara a una competitividad aún mayor. Muchas empresas no disponen de la infraestructura interna ni de los conocimientos fiscales apropiados para navegar por el todavía variado entorno fiscal de la Unión Europea, en aras de maximizar el potencial de sus operaciones. Esta circunstancia sitúa en un lugar predominante a las consultorías de negocios específicas que, sin duda, pueden ser esenciales a la hora de asesorar en estos asuntos complejos.