Como miembro del Mercosur, con acuerdos de libre comercio con otros países de LATAM, Uruguay es puerta de acceso a un mercado de más de 400 millones de personas. El país también cuenta con la tasa de alfabetización más alta de América Latina (con el 98% de la población) y con modernas infraestructuras, entre otros factores.

Y es que los inversores extranjeros se sienten atraídos por la estabilidad política, el clima empresarial y el capital humano cualificado. La IED procede principalmente de Argentina, Brasil, España, Países Bajos y EE.UU., y se dirige a la industria manufacturera, la construcción y la agricultura. Los inversores extranjeros gozan de los mismos derechos e incentivos fiscales que los inversores locales. Además, la IED está libre de restricciones y declaraciones.

A pesar de su clasificación relativamente baja en cuanto a la facilidad para hacer negocios (101/190), Uruguay está muy interesado en atraer inversión internacional, como demuestra el hecho de que haya puesto en marcha una ley de desarrollo de las inversiones, que garantiza la igualdad de trato para los inversores extranjeros. Tanto las personas físicas como jurídicas pueden poner en marcha negocios sin tener que cumplir requisitos previos, obtener permisos especiales o contar con una contraparte local. No hay distinción entre el capital nacional y el extranjero, hay incentivos para ambos y se tarda menos de una semana en constituir una empresa.

Sin embargo, existen algunos retos, como la estricta legislación laboral de Uruguay, su escasa población y su vulnerabilidad a los cambios económicos debido a una elevada exposición a sus vecinos.

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